Por: El Mitote
Chihuahua, Chih., a 2 de noviembre del 2023.- Las “Fakes News” en medio de un entorno político de cara a las elecciones por la Presidencia de la República en el 2024 y una tragedia como la que actualmente se encuentran viviendo los habitantes del estado de Guerrero, nos debería no solo de alertar, sino de preocupar, porque la influencia de los medios de comunicación y de las redes sociales ha tomado una gran trascendencia, principalmente en tiempos electorales donde las campañas de descalificación están al orden del día.
No podemos dejar de lado, la cuestión política y económica en donde los grupos políticos se han apoderado de medios de comunicación que sobreviven de publicidad y ven en la información una manera de vivir a partir de que estos mismos grupos “sus clientes ó propietarios” para que puedan alcanzar el poder político y perpetrarse en él.
De acuerdo con la Red de Periodismo Ético (EJN) la definición de “Fake News” se traduce en toda “aquella información fabricada y publicada deliberadamente para engañar e inducir a terceros a creer falsedades o poner en duda hechos verificables”. Esta definición debería permitirnos diferenciar más fácilmente el periodismo de la propaganda, de los “hechos alternativos” y de las mentiras malévolas donde no solo se denostan figuras públicas, sino instituciones.
La información falsa o las “Fake News” siempre han existido, esto apartir del instante en que el periodismo cobro conciencia de su influencia en la opinión pública y en la democracia de una sociedad habida de justicia social, de información y ahora sumandose el “linchamiento” derivado a la desigualdad que impera en los estratos sociales, donde el “rico se hace más rico y el pobre se ve sumido en la pobreza”.
Lo que es realmente preocupante es el hecho de que la desinformación se propague con una celeridad y amplitud inauditas por plataformas digitales como Google o Facebook, planteando con ello un serio desafío para el periodismo comprometido con la verdad y que en la mayoría lo pudieran “tachar de oficialista”.
Pero es ahí donde radica, la argucia, dedicación, pero sobre todo y ante todo la ética y rigor periodistico, pues la línea de la objetividad es tan delgada y frágil que los ojos del reportero pudieran confundirse.
Si hay alguien capaz de denunciar la información falsa, son precisamente los periodistas, los periodistas responsables evidentemente. Yo diría que a corto plazo esas informaciones falsas son como una espina clavada en el pie de los profesionales, pero a más largo plazo van a reforzar la legitimidad de su profesión y darles mayor peso dentro de la sociedad.
Dentro de este contexto, resulta más que evidente que no solo la sociedad, sino los mismos periodistas tengan la conciencia que las “Fakes News” no son periodismo, esta diferenciación contribuirá sin duda a impedir que la información falsa tenga tanto poder e influencia y con ello poner un término a su propagación.